domingo, 1 de abril de 2012

El se vale de una montaña interior que surge y desaparece removiendo su estructura,
 como en la mitad del cuerpo que se dirige por una cabeza confusa y desintegrada
el cuerpo es la unica ruta que logra memorizar y asi,
otro sismo los desintoniza
aparte juega con el una mujer demasiado blanca para sostener toda esa tierra,
demasiado roja para ser verde
y demasiado azul para albergar algun pajaro.

Sin mostrar ningún dolor o llanto
aquella mujer sigue ahí frente suyo
y aquella montaña los atraviesa
como advirtiendo sobre ella misma

No se trata del tiempo
ni de alguna palabra
todo esta ahi y si no el recuerdo los vuelve presentes y activos
los ojos que se miran amenizan su llegada con un parpadeo lento y lo invisibiliza 
demasiada sensación para caer en ellos.

La lengua recorre humanizando toda esa tierra tan descolorida,
y hace de ella brotar la sangre que los poros vuelven a las venas,
y esta bien tocarla sin su consentimiento, todo ello que va en el corazón y que a la cabeza le permite
seguir observando
esos hijos que afuera crecen y caen de las montañas, aprendiendo a caminar o a flotar
según su naturaleza, no tienen cuerpo ni asunto pendiente con la realidad
y la intencion que ellos dos propongan o imaginen al dormir
dirige sus caminos pero nunca sus consecuencias,
ellos han formado el dolor en forma de agua y unos peces brillantes atraen a los niños
que curiosos recorren todo ese paisaje, y el dolor se esfuma en forma de un juego
y la mujer y el hombre se vuelven arboles pacientes que por las raices se tiran besos de mineral.


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